“Toda forma de vida es una vibración, una energía en permanente evolución.
El ser humano es también una manifestación energética pudiendo evolucionar ilimitadamente”
La Energía Humana y los Sonidos de J. T. Zeberio

Energofonía, sistema Zeberio

Entre muchos otros, ya en el siglo XI, la doctora de la Iglesia Santa Hildegard von Bingen escribió acerca del “poder sanador de la música”.

En la búsqueda para favorecer el desarrollo biológico-energético del ser humano, J. Tomás Zeberio observó que cada órgano, en su componente energético, posee una frecuencia (expresada en ‘vibratones’), una psicología, un cromatismo y un ritmo.

Muchas veces los órganos vitales ven entorpecidas sus funciones pues en su interior se encuentran energías no afines: frecuencias ambientales y / o estados emocionales del propio ser que dificultan su correcto accionar y que impiden el desarrollo armónico de la personalidad.

Zeberio estudió la función que ejerce la música en las zonas sensibles del cuerpo humano, y la utilizó en el sentido pitagórico de ciencia exacta. Observó que la aplicación gradual y controlada de ciertos géneros de música (de cámara, coral, etc.), con la adecuada disposición mental, la posición del cuerpo y el ritmo respiratorio, produce una movilización orgánica que barre, en forma progresiva, con toda energía disonante propia (auto-bloqueo) o externa, logrando así el desarrollo orgánico y mental para una mejor calidad de vida.

En función de todo esto que investigó y probó, Zeberio creó un sistema al que llamó Energofonía (del griego “fonía”: cualidad del sonido). Su finalidad es evitar la somatización y recuperar la independencia orgánica para dejar libre a la parte mental y así evolucionar a través del conocimiento y alcanzar la sabiduría.

¡Cuando Tú
y
Tu Cuerpo
estén
de Acuerdo
Actúa!

Om Sam Liu

Ejercicios con la Botánica y el Mar 

El Prof. J. Tomás Zeberio descubrió que la energía interna de algunos árboles y plantas, junto con el oxígeno y otros elementos, forma, bajo la influencia de la presión solar, una especie de laboratorio cuyo efecto perdura hasta que el sol cesa su acción sobre la Tierra. Esto genera un movimiento centrífugo que permite que la energía de estos elementos, metabolizada y procesada, se expulse al exterior en forma de vapor gaseoso.

A partir de estos descubrimientos, desarrolló un sistema de ejercicios para ser practicados junto a estos árboles o plantas.

A través de posturas corporales combinadas con respiraciones, el ser humano puede extraer las sustancias mencionadas anteriormente e introducirlas en la parte correspondiente de su cuerpo.

Este enfoque se complementa con el trabajo con las energías del mar. La combinación de ambas energías, la vegetal y la marina, enriquecerá tanto el cuerpo biológico como el energético. Este sistema se detalla y se ilustra en el libro «La Energía Humana y los Sonidos» de J. T. Zeberio.

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